En la extracción de la corteza conviene tener en cuenta dos factores: no realizar este proceso durante épocas de movimientos de savia y tener cuidado de no dañar la casca o corteza interna, sin la cual el árbol moriría. El corcho es un tejido protector del tallo y las células.
La pela de los alcornoques se hace desde finales de la primavera hasta mediado el verano, cuando el árbol crece activamente y tiene la máxima producción de savia, con lo que la capa tierna de corcho del año permite arrancar bien toda la corteza.
La operación de la pela es delicada, ya que puede dañarse el "cambium" (capa tierna justo debajo de la corteza), con el consiguiente peligro de infecciones y de pérdida de calidad del corcho futuro. Se comienza seccionando la parte superior del tronco ("coll") y se continúa abriendo el corcho longitudinalmente con una incisión denominada "clenxa", haciendo servir la "picassa", un hacha especial para este trabajo. Con el mango de la "picassa" se separa toda la corteza del tronco, procurando que salga entera. Una vez arrancada la corteza, el tronco adquiere un color amarillo vivo, que con los días va tirando a rojizo y acaba siendo rojo oscuro después de unos meses. Al cabo de un año, el tronco ya presenta una primera capa de corcho que se irá ensanchando cada año hasta la siguiente pelada.No olvidemos que la explotación del alcornoque no implica su muerte, y que a lo largo de los casi 165 años de vida de un ejemplar se pueden llegar a realizar unas 15 extracciones de corteza.. A veces, al cabo de unos 3 años de la pela, se practica el "ratllat", que es una incisión vertical que facilitará el trabajo en la próxima pelada.El corcho que se extrae en la primera pela de un árbol se llama bornizo. Es más rugoso y no apto para tapones, ya que es de menor calidad que el de las futuras pelas.
La calidad del corcho depende de la velocidad de crecimiento, que determina la porosidad y la densidad. En lugares de crecimiento lento, la calidad del corcho es superior. El mejor corcho es aquel que proviene de una corteza de 3-4 cm. de grueso y que ha tardado de 12 a 14 años en formarse.
Las extracciones posteriores de corcho «hembra», de superficie más regular, se deben realizar cada 9 a 16 años, durante los meses cálidos del verano, y a partir de la tercera se obtiene un corcho con propiedades para ser explotado. Aunque en las etapas finales del proceso de transformación del corcho se aplican las tecnologías más avanzadas, el descorche se lleva a cabo de la forma tradicional, con la ayuda de unas hachas curvas, realizando cortes
Las planchas se dejan al aire libre apiladas, con la cara interior hacia el suelo, madurando de 10 a 20 meses, y pasado este tiempo se sumergen, aún apiladas, en depósitos apropiados para el hervido. Esta etapa es una de las más delicadas
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